En el corazón de la comarca de La Selva, en la provincia gerundense, nos da la bienvenida a la Costa Brava la localidad de Blanes, un municipio delimitado por el río Tordera, al sur, y Lloret de Mar, al norte. Esta población, bañada por el Mar Mediterráneo, es conocida como el “Portal de la Costa Brava”, o bien “Puerta de entrada a la Costa Brava”, al ser el primero, por el sur, del conjunto de pueblos que bordean esta costa catalana.
Se trata de una localidad llena de vida, con una historia pesquera y marinera muy importante, y en la que podrás disfrutar de numerosos monumentos arquitectónicos que recuerdan sus tiempos pasados. Además, es un destino ideal para disfrutar del sol y la playa; así como de la naturaleza, gracias a los magníficos espacios naturales, como sus jardines, que son un gran imprescindible para visitar.
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Flota pesquera
Una de las características que destacan, a simple vista, de este pueblo es su puerto. Allí descansa su gran flota pesquera, que, de la mano de la Cofradía de Pescadores de Blanes, trabaja, día tras día, para proveer de productos frescos de gran calidad a los establecimientos de restauración y comerciales del municipio. En la actualidad, cuenta con una cincuentena de embarcaciones de diferentes tipologías.
Su puerto pesquero ha sido, desde la época romana, muy relevante, tanto para las actividades económicas de la localidad, así como de nexo con otros países. El actual puerto fue construido durante las primeras décadas del siglo XX, y remodelado, posteriormente, hasta ser como es ahora.
Como consecuencia de la gran actividad pesquera que conserva el municipio, su gastronomía también se caracteriza por el uso de estos productos de mar. Además, hablamos de alimentos kilómetro cero, al pescarse y comercializarse en este mismo lugar. Las cartas de sus restaurantes ponen de relieve este tipo de productos, para que tanto residentes como visitantes puedan disfrutar de la magnífica cocina mediterránea local.
Un recorrido por la historia de Blanes
Desde la prehistoria, Blanes ha contado con presencia de humanos que han ido dejando huella en su urbanismo y arquitectura.
Los primeros vestigios apuntan que podría haber estado habitada por un poblado íbero en el siglo III a.C., probablemente, sobre la montaña de Sant Joan, donde encontramos el Castillo de Sant Joan, en la actualidad, uno de los lugares más visitados por sus increíbles vistas panorámicas del municipio.
Con la llegada del Imperio romano, la localidad se convirtió en colonia y empezaron a llamarla “Blanda” o “Blandae”. Durante la Edad Media, el Castillo de Sant Joan estuvo bajo el poder del Vizconde Sunifred de Girona, y, posteriormente, de los Vizcondes de Cabrera, a partir de finales del siglo XIV.
Durante toda esa época, la localidad padeció una gran serie de cambios que modificarían su estructura urbanística. Se incorporan, durante este período, la ermita de Sant Joan Baptista, junto a la fortificación, sobre la montaña de Sant Joan. Este pequeño templo esconde unas bonitas ilustraciones de la reconocida dibujante y caricaturista, Pilarín Bayés. También se construye la fuente gótica, de forma octogonal, en la calle Ample; y el antiguo hospital de los pobres de Sant Jaume, cuya actividad se remonta al siglo XV.
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Otro de los edificios emblemáticos del municipio de Blanes es, entre otros, la Iglesia de Santa María de Blanes; el convento de Blanes, construido a finales del siglo XVI, y que, actualmente, es un espacio ideal para eventos; además de los panteones neogóticos del cementerio y diversas ermitas y capillas, como la de Sant Francesc, la de Santa Bárbara y L’Antiga.
Ruta de los Americanos
Como en numerosas localidades de la costa catalana, durante los siglos XVIII y XIX, muchos marineros se hicieron a la mar hacia las colonias de Cuba y Puerto Rico, para trabajar. Ello conllevó que, posteriormente, estas personas, que se conocían como “indianos” se empaparan de la cultura del continente americano y edificaran residencias en su localidad natal, es decir, en este caso, Blanes, con una arquitectura de lo más llamativa y diferente.
Actualmente, puedes realizar una ruta para conocer las diferentes edificaciones indianas, entre las cuales destacan Can Gallet, una de las casas más vistosas de la calle Esperança, propiedad del alcalde Bonaventura Puig Torrent; y Can Massó, en el Paseo de Dintre. También, Can Alemany, construida en 1882; Ca l’Andreu, casa que fue residencia de verano del poeta Joan Maragall; Can Vieta, ubicada en el Paseo de la Mestrança; Can Panxo gordo; Casa l’estrella; Can Nonell; Ca la Teresina Savoia, propiedad de Teresa Ferrer i el doctor Joaquim Albareda; así como Can Bitlloch; Can Pa i alls, Can Capó y Cal Ros.
Calas y playas, y otros espacios naturales
Uno de los lugares más representativos de la localidad de Blanes es la gran roca que da inicio a las playas del municipio, desde el sur, llamada Sa Palomera. Se puede subir a ella por unas escaleras, que te llevan a un mirador desde donde puedes observar, de forma privilegiada, el litoral de la localidad.
En este mismo lugar, encontrarás un arco en forma de vela, que simboliza el portal de entrada a la Costa Brava. Alrededor de Sa Palomera, encontrarás dos formaciones rocosas más pequeñas, Sa Pujola y Se Portell.
Blanes cuenta con un amplio abanico de playas y pequeñas calas que te harán sentirte en el paraíso. Destacan, especialmente, la playa de Blanes, la más conocida; la Playa de Santa Anna y la Playa S’Abanell; pero también debemos tener en cuenta la cala Sa Forcanera; la cala S’Agulla; la cala Treumal y la cala Sant Francesc.
Por último, no puedes perderte sus dos grandes jardines: el Marimurtra, de cuatro hectáreas, con más de 4.000 especies exóticas de todo el mundo. Y el jardín tropical Pinya de Rosa, caracterizado, especialmente, por su gran plantación de cactus.
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