Situado en la comarca de la Conca de Barberà, encontramos un encantador pueblo medieval: Montblanc. El municipio cuenta con una ubicación privilegiada, ya que, además de encontrarse en la puerta de entrada de las magníficas montañas de Prades, está situado a 30 kilómetros, aproximadamente, de localidades de la Costa Dorada, como Tarragona, La Pineda, Salou o Cambrils, y a poco más de una hora de la capital catalana, Barcelona.
La historia del municipio se remonta al siglo XII, cuando, poco después de su fundación, se inició la construcción de las primeras murallas que protegían el castillo, situado en la pequeña colina Pla de Santa Bárbara. Actualmente, esta villa es considerada el lugar con más recinto amurallado de toda Cataluña y, durante la semana de Sant Jordi, la localidad retrocede hasta la Edad Media para contarnos cómo eran sus orígenes.
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La leyenda de Sant Jordi
Muchos años atrás, en Montblanc, los vecinos estaban siendo atemorizados por un terrible dragón que infectaba el aire y el agua con su aliento venenoso, y que, en búsqueda de comida, cada vez se acercaba más a las murallas de la villa.
Los habitantes, desesperados, empezaron a ofrecerle sus animales para mantenerlo calmado, pero, cuando se quedaron sin más, se vieron obligados a seguir alimentándolo con los propios montblanquenses.
Cada día, al azar, se elegía a un vecino, incluida la familia real de Montblanc, para sacrificarlo a la mañana siguiente. Llegó el día en el que le tocó a la princesa y, el rey, con toda su pena, tuvo que entregarla al dragón.
Cuando la bestia se acercaba dispuesta a comer, un heroico caballero, llamado Jordi, apareció, montado en un caballo blanco y armado, desafiando a la bestia. Después de una feroz batalla, Jordi consiguió domar a la bestia y llevarlo hasta las puertas del pueblo, donde, delante de todos los vecinos, acabó con su vida, convirtiéndose en un héroe.
Del final de esta historia hay varias versiones. La más repetida cuenta que del charco de la sangre del dragón, brotó un gran rosal de rosas rojas del cual, el caballero, arrancó una de ellas y se la regaló a la princesa.
Esta hazaña le otorgó a Jordi fama y popularidad, convirtiéndolo en el patrón de la caballería y la nobleza. Desde entonces, se celebra el día de Sant Jordi el 23 de abril, donde se intercambian rosas y libros, como símbolos de amor y cultura, en toda Cataluña.
Actos principales de la Semana Medieval de Montblanc
Una de las principales novedades de esta edición es que Montblanc ha acogido la entrega de la primera rosa de Cataluña, como acto inaugural. Este ritual consiste en que una persona representativa otorga una rosa al municipio, siendo así el primer pueblo catalán en recibirla y, con ello, dando por inaugurada esta festividad.
Uno de los actos más emblemáticos de la Semana Medieval es la representación de la leyenda de Sant Jordi. Este espectáculo se lleva realizando durante más de 35 años y consiste en un evento de fuego, música y proyecciones en la muralla, donde se revive la leyenda del caballero Sant Jordi.
Otro de los grandes atractivos es el mercado medieval y muestra de oficios, que se celebra durante los dos fines de semana próximos al 23 de abril, en las calles y plazas del núcleo de la localidad. En este mercado puedes encontrar tenderetes con productos de la época y artesanales. También, coincidiendo con este, se realiza el mercado de vinos y cavas, con la participación de hasta quince bodegas de la Conca de Barberà. Los visitantes podrán informarse de la variedad y elaboración de los productos, además de saborearlos.
Todos los años, el 23 de abril, diada de Sant Jordi, Montblanc lo celebra con la representación de la Entrega de la Rosa. El caballero Sant Jordi, otorga la Rosa a la Princesa, tal y como narra la leyenda, en un acto lleno de color, música y baile.
Esta jornada cuenta con una extensa programación, en la cual encontramos una gran diversidad de actividades culturales y lúdicas, como talleres, conferencias, juegos medievales, espectáculos, comidas, entre otras.
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Qué visitar en el recinto medieval de Montblanc
Rodeado por las murallas, construidas en el siglo XIV y perfectamente conservadas, encontramos el núcleo histórico de la villa de Montblanc, con edificios, calles y plazas llenas de historia que merecen la pena visitar.
Situándonos delante de la muralla, concretamente en el Portal de Sant Francesc, descubrimos la arteria principal del municipio, la calle Mayor. Es una vía peatonal, llena de tiendas, pastelerías, galerías de arte y, sobre todo, de mucha vida. Si paseamos por ella, nos encontraremos con la plaza de Sant Miquel, donde se encuentra la Iglesia de Sant Miquel, una construcción del siglo XIII de fachada románica e interior gótico. Seguimos andando y nos encontramos con la plaza Mayor, distinguida por sus arcos de medio punto y por ser el lugar donde se ubica el ayuntamiento de Montblanc.
Al lado de la plaza Mayor, nos hallamos ante la Iglesia de Santa María, uno de los edificios más emblemáticos de la villa. Todo el que la visita se queda asombrado al observar su imponente fachada de estilo barroco y su inmenso interior de techos altos. Además, si nos fijamos en su campanario, podremos observar la campana más grande de toda la Archidiócesis de Tarragona. Sin duda, una joya arquitectónica de la provincia.
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