El pueblo abandonado de La Mussara, ubicado en el corazón de las montañas de Prades, dentro de la conocida región de la Costa Dorada, es uno de los lugares más enigmáticos y fascinantes de Cataluña. Sus ruinas, envueltas en misterio, atraen a senderistas, exploradores y curiosos que desean conocer más sobre esta localidad, cuya historia y leyendas han generado un aura casi mística. Situado a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, ofrece unas vistas espectaculares de la costa y un paisaje natural único, que, junto con los restos de sus edificios, crea un ambiente de desolación y atracción, al mismo tiempo.
Este antiguo pueblo, abandonado desde mediados del siglo XX, se compone de edificaciones en ruinas que incluyen una iglesia, casas de piedra y caminos que hoy solo recuerdan una vida pasada. Además de las leyendas, La Mussara es un punto popular para los amantes del senderismo, ya que sus rutas por las montañas de Prades ofrecen una combinación perfecta de naturaleza y misterio.
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Historia de la Mussara
La historia de La Mussara está llena de misterio y tragedia. Ubicado en la comarca del Baix Camp, este pequeño pueblo fue abandonado en 1961, cuando se anexionó al municipio de Vilaplana. La despoblación comenzó mucho antes, debido a las duras condiciones de vida: la falta de acceso a agua potable, electricidad, teléfono y asistencia médica fueron algunos de los principales factores que llevaron a los habitantes a abandonar el lugar. Los residentes solían desplazarse a Reus, a unos pocos kilómetros, para realizar gestiones y abastecerse, lo que no era suficiente para mantener el pueblo vivo.
Se cree que el origen de La Mussara se remonta a la Edad del Bronce, aunque las primeras referencias escritas datan de la ocupación musulmana. Aparece, por escrito, por primera vez, en la carta de población del rey Alfonso I al arzobispo de Tarragona, del año 1173. Dos siglos más tarde, este pueblo pasó a formar parte del condado de Prades, creado por el rey Jaime II de Aragón.
La Iglesia de San Salvador
La Iglesia de San Salvador es uno de los pocos vestigios aún en pie del pueblo abandonado de La Mussara y el más representativo de su época de esplendor.
Construida en el siglo XII, este templo fue el centro religioso de la localidad. Hoy en día, lo que queda de ella son las ruinas de su estructura, con el campanario de 1959 como principal elemento visible que se mantiene en pie, resistiendo el paso del tiempo.
A lo largo de los siglos, la iglesia sufrió modificaciones y reparaciones, especialmente en el siglo XVIII, cuando se renovó parte de su estructura para adaptarse a las necesidades de los habitantes de la época. Aun así, todavía se puede apreciar el edificio gótico original.
En la actualidad, las ruinas de la Iglesia de San Salvador son un punto de interés para los senderistas y curiosos que visitan La Mussara, no solo por su valor histórico, sino también por el aire místico que rodea el lugar.
El Xalet de las Airasses
Otro de los edificios que se mantienen en pie en la Mussara es el Xalet de les Airasses, situado en el punto más alto del pueblo, uno de los edificios más emblemáticos de la zona. Construido en 1926 por el Centre Excursionista de Catalunya como refugio de montaña, fue diseñado por el arquitecto Domènec Sugrañes i Gras, discípulo de Antoni Gaudí. Este edificio de una sola planta, con una extensión de unos 40 m² y 2,5 metros de altura, contaba con dos estancias diferenciadas: una zona de comedor y cocina, y otra con literas y servicios básicos para los excursionistas que lo visitaban.
El Xalet tenía como objetivo ofrecer un refugio cómodo para los excursionistas que recorrían las montañas de Prades, brindando un lugar de descanso y un mirador natural con vistas espectaculares sobre el Baix Camp y el litoral de la Costa Dorada. Aunque el refugio tuvo un uso activo durante varios años, el abandono del pueblo de La Mussara en los años 60 contribuyó a su degradación, quedando hoy en día solo las ruinas del edificio original.
El Xalet de les Airasses es además famoso por las vistas que ofrece desde la Punta de les Airasses, un lugar donde la niebla es frecuente, dándole al entorno un aspecto aún más misterioso. Con el tiempo, el refugio se ha integrado en las leyendas y el halo enigmático que rodea a La Mussara, atrayendo tanto a excursionistas como a curiosos interesados en la historia y los misterios del lugar.
Leyendas y misterios
El clima y la ubicación de este pequeño pueblo abandonado también han contribuido a la creación de un aura de misterio en torno a La Mussara. La niebla que a menudo envuelve el lugar ha dado pie a múltiples leyendas y relatos de fenómenos paranormales.
Entre los relatos más inquietantes, se habla de desapariciones inexplicables y extraños sonidos que algunos visitantes aseguran haber escuchado mientras exploraban sus ruinas.
Uno de los lugares donde estos fenómenos se han reportado con mayor frecuencia es en la Iglesia de San Salvador, donde en su interior se han encontrado pinturas satánicas que han avivado las leyendas sobre rituales ocultos llevados a cabo en el lugar. Además, en algunas ocasiones, los visitantes aseguran haber escuchado campanas provenientes de este templo, a pesar de estar en ruinas durante décadas.
Una de las leyendas más conocidas es la de la «puerta a otra dimensión«, que, según se dice, se encuentra en este pueblo. Existen relatos de personas que afirman haber visto cómo algunos excursionistas desaparecieron misteriosamente tras cruzar un punto concreto del pueblo, solo para no volver a ser vistos jamás. Esta historia ha alimentado la creencia popular de que La Mussara es un lugar de tránsito entre mundos, lo que ha atraído tanto a curiosos como a investigadores de fenómenos paranormales.
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